sábado, 11 de agosto de 2012

El síndrome del código de barras

Por: Alberto Andreu

Hace unos días tuve la suerte de escuchar a Joachim de Posada, (psicólogo, autor, consultor y conferencista motivacional) en la sexta convención de directivos de Telefónica Latinoamérica. La charla del profesor Posada se centró en la motivación. Pero lo que más me llamó la atención fue una anécdota que contó sobre su visita a un hospital Psiquiátrico y cómo le sorprendió ver a un solo enfermero cuidando de muchos enfermos mentales, algunos violentos. Alguien se acercó a él y le preguntó: “Oiga… ¿No tiene Ud. miedo de estar aquí sólo?” Y el enfermero contestó: “Uyyy; eso es lo que menos me preocupa… ¡los locos nunca atacan juntos!”
Esa anécdota me hizo pensar en uno de los principales “cánceres” organizativos, que me gusta llamar “El síndrome del Código de Barras”. Por este síndrome me refiero a la dificultad de muchas organizaciones para trabajar de forma transversal o interdepartamental y, en consecuencia, de resolver problemas globales de forma coordinada y, lo que es peor, de mirar al cliente como un todo, no ocupándose cada área o departamento de “un trozo” de sus necesidades.

Un gran ejemplo de este síndrome lo encontré en la biografía de Steve Jobs, escrita por Walter Iacsoon. En uno de sus capítulos se cuenta que, cuando Jobs intentaba lanzar la iTunes Store, comenzó a negociar con Sony para lograr derechos musicales, pero abandonó pronto. ¿La razón? Según Iacsoon, los de Apple pensaron que, aunque en Sony contaban con todo (derechos musicales, dispositivos, ordenadores…) “sus departamentos estaban en guerra unos con otros. Como cada departamento trataba de proteger sus propios intereses, la compañía en su conjunto nunca consiguió una dirección clara para crear un servicio completo e integrado”.


En otras palabras: como los locos, cada uno iba por su lado, intentando proteger su propio espacio: su propio presupuesto; su propia cuenta de resultados; su propio equipo; sus propios recursos de marketing y publicidad; sus propias decisiones sobre perfiles de clientes; sus propias decisiones sobre contratación de sus propias agencias de publicidad; o sus propias interpretaciones sobre la visión y los valores de la marca. Todo, eso sí, muy propio. Igual que los locos: “cada loco con su tema”. Lo que no se dan cuenta es que su propiedad es una quimera: si la toda la compañía le va mal, su propio chiringuito desaparecerá como un azucarillo en un vaso de agua.

Pues bien. Este es el síndrome del código de barras. El síndrome de cada uno con su propia “barra”, de cada loco con su tema. Un síndrome que es más común de lo que puede parecer. ¿Cuáles son las causas? Entre otras la ausencia de un cultura corporativa común, un sistema de presupuestación excluyente o los sistemas de fijación de objetivos de forma vertical.

* Extracto del artículo “El `Síndrome del Código de Barras´ o por qué los locos no atacan nunca juntos”.