sábado, 28 de julio de 2012

Contrato Matrimonial


El matrimonio es un tipo de sociedad elegida voluntariamente. Amar a alguien en quien incluso la imperfección se considera una posibilidad y, por consiguiente, algo bello.

Una relación amorosa se construye al igual que un edificio; son sus bases el respeto, la lucha, la aceptación y la confianza. En ella hay mutua preocupación por el crecimiento y el progreso del otro, y las actitudes posesivas no tienen cabida. Así, el egoísmo cede el paso a la dedicación desinteresada, a la participación y a la solicitud; y la comunicación franca y respetuosa es valorada como único medio capaz de solucionar los conflictos, inevitables a veces, por ser los cónyuges seres humanos.


Debe ser nuestra meta, al entregarnos hoy como esposos, evitar caer en la tentación de considerar al otro como a una extensión de sí mismo y verlo más bien como al individuo único que es, un “Yo” especial merecedor de tanta estima y consideración como la que nosotros mismos demandamos. Por ser conscientes de lo anterior, y sabiendo que juntos enfrentamos el difícil reto de mantener nuestra relación viva, nos proponemos crecer cada día en la mutua comprensión y en la amorosa aceptación de las diferencias del otro, animándonos mutuamente para brindar y compartir tanto amor y respeto como nos sea dado, no exigiendo del otro más de lo que cada uno esté en capacidad y disposición de dar. Así, estaremos seguros de que vamos a poder seguir sintiéndonos como hasta ahora, ausencia de no solo amados, sino aceptados, comprendidos y respetados, compartiendo juntos esperanzas y temores, alentados a aprender y a crecer como personas cada día más, recordando siempre que las relaciones perdurables no son - en absoluto - producto de la casualidad o algo que se da espontáneamente sino que deben crearse, y que los sentimientos sólo tienen significado cuando se expresan.

Para lograr lo anterior, nosotros, ____________________________ y _________________________________ en pleno uso de nuestras facultades mentales y teniendo como testigos a las personas que nos han acompañado a nuestra boda, hacemos el siguiente compromiso matrimonial:

1. Ninguno de los dos responsabilizará al otro de su felicidad o infelicidad, pues ello depende más de la forma en que cada uno enfrente los desafíos de la vida que de estar el uno al lado del otro. Cada uno hará lo posible por hacer del amor al otro una especie de artesanía cotidiana en la que la voluntad por lograr la perfección sea tan importante como los sentimientos. Hacemos, por tanto, nuestro el lema de Encuentros Matrimoniales: amar es una decisión.

2. Ante todo buscaremos ser amigos con el nivel de aceptación incondicional, propio de los buenos amigos. Si lo logramos, seremos también buenos esposos; si no, habremos fracasado en nuestro intento de hacer de ésta, una relación centrada en el crecimiento del otro.

3. Valoraremos al máximo la libertad de cada uno para ser la persona única e irrepetible que es y actuar en consecuencia. El amor encarcelado muere por falta de espacio. Hacemos nuestra la hermosa filosofía de Jalil Gibrán, cuando recomienda no hacer del amor una cadena y estar juntos mas no demasiado cerca, como cuerdas de una lira, que aunque separadas vibran con la misma música; porque, dice él, las columnas de los templos se levantan separadas y el roble y el ciprés no crecen el uno a la sombra del otro.

4. No exigiremos perfección el uno del otro, ni nos manipularemos para lograr que el otro haga lo que uno quiera. Enfrentaremos nuestros problemas usando como instrumento básico el diálogo basado en la razón. Respetaremos igualmente el derecho de cada cual a decir no a las solicitudes del otro. Si no nos es posible, trataremos de conciliar nuestras diferencias, y si éstas por una u otra razón no son negociables, pelearemos en forma limpia, sin recurrir jamás a la violencia física o verbal, más para conservar nuestra autonomía, que para restringir la del otro. No revelaremos sin el consentimiento del otro las confidencias que nos hayamos hecho, ni utilizaremos en contra de él nada de lo que nos haya confiado.

5. Reconocemos que ninguno de los dos podrá satisfacer completamente las necesidades del otro; por tanto, cada uno promoverá el desarrollo autosuficiente de su compañero, aunque ello implique no participar en actividades valiosas para uno de los dos que el otro no comparta. Queremos ser dos personas que expresen al máximo su potencial como individuos y no seres humanos limitados en sus posibilidades de desarrollo por tener que restringir la expresión de sus intereses vitales a aquellos que comparta su pareja. El respeto es siempre respeto a las diferencias. Seremos más, no a través de la fusión en esa entelequia llamada pareja, sino en la medida en que cada uno, a través del esfuerzo personal y con la ayuda del otro, llegue a ser el que realmente es.

6. Nos recordaremos con frecuencia todas las cosas positivas derivadas de lo que somos, que nos hicieron enamorarnos el uno del otro. Cuando haya algo que criticar, nos concentraremos en la conducta y en la reacción que ella produzca en nosotros y no en características de la personalidad. Seremos escasos en la crítica y abundantes en el reconocimiento positivo. Buscaremos juzgarnos más por los propósitos de nuestras acciones que por los resultados de las mismas, sin descalificar la forma de pensar del otro.

7. Aunque sabemos que no tenemos garantía que nuestra relación dure para siempre, nos comprometemos por todo lo que ya este amor ha representado para nosotros, a apoyarnos con comprensión y respeto, sea cuales fueren las circunstancias de nuestra vida futura. El propiciar nuestro mutuo desarrollo, no estará por tanto sujeto a circunstancia alguna que impida que cada uno pueda seguir contando para siempre con el otro.

8. Haremos lo posible por conservar nuestra salud; igualmente, lucharemos por mantener una apariencia atractiva para el otro. Prestaremos la debida atención, y haremos los sacrificios necesarios, para envejecer con gracia y elegancia el uno al lado del otro manteniendo, dentro de las limitaciones establecidas por el paso de los años, el mejor estado físico posible.

9. Nos comprometemos a ser dignos de confianza el uno del otro y a decirnos siempre la verdad sin omitir información que pueda afectar en forma importante nuestra relación. Creemos con Florence Thomas, que amar es atreverse a querer al otro en su libertad y que la única fidelidad que deberíamos aprender a exigir del otro, es la fidelidad a él mismo. Igualmente, hemos comprendido con ella, que sin riesgo no hay amor.

10.Evitaremos convertir hacer el amor, en rutina, prefiriendo, de ser necesario, la calidad de la relación a la frecuencia de la misma.

11.Sacaremos tiempo a nuestra relación otorgándole la mayor prioridad, sin permitir que la dedicación a nuestra profesión u oficio desplace a un segundo lugar las actividades propias de la vida en pareja.

13.Consideramos el dinero como un medio no como un fin. Cada uno será dueño de sus propios bienes y contribuirá en la medida de sus posibilidades al sostenimiento económico de lo que sea común. Todas las decisiones de carácter monetario trataremos de tomarlas por consenso, aunque cada uno mantendrá en caso de desacuerdo, la libertad de obrar como a bien tenga con lo que sea propio. El miembro más próspero de la pareja compartirá con generosidad su dinero con el otro, sin que esto implique obligaciones y derechos entre las partes.

14. Respetaremos a los seres queridos de cada uno de nosotros y nuestras relaciones con ellos, a pesar que eventualmente no nos gusten. No esperaremos que nuestra pareja sienta hacia ellos el mismo afecto que uno.

15. Defenderemos nuestra relación del mundo exterior y de nosotros mismos. No acumularemos pequeñas molestias, basadas posiblemente en malentendidos, sino que las plantearemos tan pronto ocurran, para evitar que generen en rencor incontenible.

CLAUSULA OPCIONAL PARA PAREJAS CON HIJOS DE OTRAS UNIONES.

Cada cual buscará ayudar al otro en todo aquello que se relacione con los propios hijos, sin tratar de debilitar o sustituir al padre o la madre biológica, persiguiendo ser más amigo que padrastro o madrastra de los hijos del otro y ejerciendo la autoridad preferencialmente a través de él. Activamente buscaremos actuar con los hijos de nuestro cónyuge como actuamos con los propios hijos, brindándoles todo el amor y el respeto que seamos capaces de darles.

Aspiramos con lo anterior, siguiendo a Estanislao Zuleta, no a un idilio sin sombras, sino una relación inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a evolucionar como seres humanos.

Queremos que éste sea un documento vivo, permanentemente renegociable en su totalidad o en sus partes en el momento que cualquier de los dos lo considere necesario y así se lo proponga al otro.

En constancia de lo anterior firmamos ante los testigos presentes en _________________ a los _____ días del mes de ___________________ de ________

Firma de los cónyuges ___________________________________

___________________________________

Firma de los testigos


Autor: Alberto Merlano


FUENTES DE REFERENCIA
Gilberto Brenson: Compromiso de Intimidad Matrimonial
George y Nena O’Neil: Matrimonio Abierto
Florence Thomas: Amor, Sensualidad y Erotismo Femenino
Jalil Gibrán: El Profeta
Erich Fromm: El Arte de Amar